Selección fotográfica: Jesús Román.
La yakuza es el equivalente japonés del crimen organizado; es una mafia nipona que data del siglo XVII. El fotógrafo belga Anton Kusters dedicó dos años a documentar una de las bandas Yakuza más influyentes de Japón. Para eso, tuvo que negociar duro durante casi un año. Explica que este trabajo es una visión personal de una subcultura inaccesible.
Las calles de Kabukicho, en el corazón de Tokio, son retratadas de una manera limpia, como un mero espectador, pero que viaja con el respeto en el asiento del copiloto. Sus imágenes no pueden dejar indiferentes y explican –de una manera sumamente poética- los ajustes, las miradas y los miedos que esconde una banda de crimen organizado. Imágenes oscuras, tatuajes que cuentan, reuniones casi inventadas, saunas silenciosas, una moralidad desconocida… ¡Imaginad! Los miembros están unidos por un código moral tan estricto que para demostrar la sinceridad de una disculpa, algunos se cortan la punta de los dedos. Y Aston estaba allí para explicarlo.
“Con una mezcla de fotografía, cine, escritura y diseño gráfico, trato de compartir no sólo su compleja relación con la sociedad japonesa, sino también para mostrar la lucha personal de verse obligados a vivir en dos mundos diferentes al mismo tiempo”, define el mismo Kusters.
Si os ha gustado la manera de entender el mundo de Kusters, buenas noticias. Acaba de lanzar su nuevo libro: Mono no aware. Él mismo asegura que no se asemeja en nada a Yakuza y que se trata más de un pensamiento que de una historia. Seguiremos informando…
Queremos conocerte mejor... »