La Inmaculada Concepción. Sí, sí. Tal como lo leéis. Una joven que ha hecho voto de castidad se queda embarazada por una inseminación artificial que le correspondía a otra paciente, y no a ella -no damos detalles de quién es el padre, ¡porque seguramente acabéis queriendo verla!-.
Con un argumento así, o bien nos encontramos ante una disparatada comedia o por el contrario ante una trágica telenovela. Ni lo uno ni lo otro o ambas a la vez, Jane The Virgin supone una combinación idónea. Por culebrón solemos entender aquellas historias interminables de origen latinoamericano en los que a los protagonistas –de bautismo complicado y santoral imposible- les ocurren las peores de las desgracias, y tras mil quinientos dieciséis capítulos, veinte cajas de pañuelos y cuatro anginas de pecho, acaba felizmente. La serie de CW, adaptación estadounidense de Juana la Virgen, telenovela venezolana, rompe e incluso se mofa de estos estereotipos. Seguramente os preguntaréis, ¿otra al estilo de Betty la Fea? No. Con esta te ríes.
Resulta ágil, ligera y su capítulo piloto goza de tan buen ritmo que pronto os olvidaréis de su anticuada esencia y sentiréis estar ante cualquier sitcom de las que consumimos habitualmente como válvula de escape, es decir, no de las brillantísimas, pero sí apetecible. Interpretada de forma correcta y usando como filón –y con sarcasmo- el carácter melodramático del que suelen hacer uso sus actores, podemos destacar como curiosidad que formando parte del elenco secundario encontraremos a Diane Guerrero, nuestra ya conocida Maritza de Orange is the New Black. El aspecto técnico queda relegado a un tercer o cuarto plano, no es el campo de batalla de este tipo de producto.
El único peligro encontrado en este primer episodio es que han sucedido muchísimas cosas, y da miedo pensar en cuán enrevesada podría llegar a volverse esta historia. Aunque si la forma de llevarlo a cabo es como en este estreno, no dudaremos en seguir conociendo las hilarantes desventuras de Jane.
Queremos conocerte mejor... »