Si tienes un gato, ya puedes meterlo en una caja, porque Schrödinger va a ser tu nuevo ídolo. La última joya de la ciencia ficción es una película con poco presupuesto pero con mucho talento, que convierte la física cuántica en el mas inesperado de los entretenimientos.
Ya se comentaba en Sundance y más tarde en Sitges 2013. La que se puede liar con una cena de amigos y unas cuantas barritas de neón. La ingeniosa creación de James Ward Byrkit es una entretenidísima muestra de que la ciencia ficción es el género que mas fronteras puede romper. Llama a Coherence la mejor película indie cuántica low-cost si quieres, porque te da todo eso y más.
Ocho amigos, una casa y una cena es todo lo que se necesita para plantear uno de los rompecabezas mas complejos y divertidos de los últimos años. Porque aquí van cortos de presupuesto pero sobrados de ideas ingeniosas. La fusión entre drama indie sobre la madurez y cine fantástico fragmentario es de todo menos inestable en Coherence, que transmite la deliciosa sensación de que ambos géneros han sido hermanos de toda la vida. Con la voluntad de explicar la paradoja de Schrödinger en imágenes, la película se lanza a la locura de realidades paralelas sin achantarse y simplificar la propuesta. Al contrario, la película hará que te rasques la cabeza en mas de una ocasión, pero la perfecta estructura del guión hace posible que uno nunca acabe de perderse en este barrio del “¿y si..?”.
Es por eso que Coherence funciona. Porque es un raro de ejemplo de película inteligente que no simplifica su propuesta para hacerla digerible al espectador. Al contrario, encuentra el punto medio que hace de ella una experiencia gratificante para cualquiera que se acerque y ser fiel a ella misma al mismo tiempo. Y todo esto con cuatro duros. Así pues, ¿qué haces en casa? Coge a tu minino y vete a tu sala más cercana ya, que el buen cine va de esto.
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