Cabe reconocerle a nuestros vecinos británicos su saber hacer en cuanto a las artes en general y la música en particular. Cada año, los Brit Awards vuelven a ofrecer un ejercicio de seriedad y buen gusto que supone la envidia de todo el continente europeo.
Arctic Monkeys, con un combativo Alex Turner a la cabeza, coronaron la noche con los galardones a mejor disco y mejor banda británica mientras un ausente David Bowie conseguía el de mejor solista, estatuilla que recogió en su nombre la modelo Kate Moss.
El premio de la crítica fue a parar esta vez a Sam Smith, uno de los vocalistas más privilegiados que ha parido las Islas en los últimos tiempos. Asímismo, el grupo revelación británico, la mejor solista femenina y el mejor single británico recayeron en Bastille, Ellie Goulding y Rudimental respectivamente.
En el apartado internacional, la jovencísima Lorde se impuso a una dura competencia formada por Janelle Monáe, Katy Perry, Lady Gaga y P!nk, mientras que el galardón de mejor solista masculino fue a parar al siempre correcto Bruno Mars. Cerraron el palmarés los franceses Daft Punk como mejor banda internacional y el huracán mediático de One Direction que consiguieron los premios a mejor vídeo británico y al grupo con mayor proyección internacional.
Las actuaciones de la gala, presentada por un simpatiquísimo James Corden, corrieron a cargo de Katy Perry, que presentaba su nuevo single Dark Horse, Pharrell Williams y Nile Rodgers, el tándem formado por Disclosure, Lorde y AlunaGeorge, Beyoncé, Bruno Mars y Ellie Goulding.
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